Ayer miércoles por la tarde en Buenos Aires, se asistió en la “Quinta de Olivos”, residencia presidencial del titular del poder ejecutivo de turno, a otro anuncio épico como acostumbra el kirchnerismo. El presidente kirchnerista Alberto Fernández anunció un acuerdo con el Laboratorio Astrazeneca para intervenir en la elaboración de la vacuna que ya estaría en Fase 3 en la Universidad de Oxford, Gran Bretaña.
El presidente junto a las autoridades del ministerio de salud, agregó que la producción se haría en Argentina, pero luego se envasaría en México (donde aún la prensa no se había ‘desayunado” de la noticia), y que luego se repartiría a toda Latinoamérica, excepto a Brasil que tiene sus propios convenios con éste y otros laboratorios.
Sonaba raro el mecanismo de “los viajes de la vacuna”, hasta que Fernández empezó a mencionar a la “Fundación Slim“ del magnate azteca Carlos Slim y se empezó a desenmascarar “el negocio“ del gobierno kirchnerista y Hugo Sigman, el empresario que maneja el multimillonario rubro farmacéutico argentino con el “Grupo Insud”.
Según la ex diputada y fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió y en declaraciones de mediados de 2019, dijo que Sigman aportó el 40% del dinero de la campaña presidencial que devolvió al poder a Cristina Fernández de Kirchner.
Recordemos a quienes no conocen pormenores de la política argentina, que Cristina Kirchner con anormalidad absoluta, eligió a Alberto Fernández para que encabece su fórmula. La vice eligió al candidato a presidente, ok?
Si usted no es argentino o residente en uruguay, no lo va a entender en un sistema presidencial de gobierno. Pero créame que así fue la elección de la fórmula del kirchnerismo chavista, que derrocó a Mauricio Macri en octubre de 2019.
Volviendo al tema vacunas para prevenir el nuevo coronavirus, en esta rara versión contagiosa, pero con niveles de mortandad bajos, clasificado como SARS-CoV-2, esta semana también se escuchó “la explosión” que lanzó como un cohete Vladimir Putin.
Desde Rusia se anunció de las pruebas satisfactorias de la vacuna Sputnik 5, agregando que ya había sido probada en humanos, e incluso mencionó como receptora a una de sus hijas. La comunicación de Rusia fue secreta y sonó a explosión como el despegue de la nave con el mismo nombre, con la que le ganaron a EEUU la carrera espacial.
No tardaron las críticas destructivas de los nuevos mediáticos profesionales de la salud e interesados del rédito económico de occidente. Por supuesto el lobby de los Laboratorios que tienen un esquema muchas veces “poco claro“ entre el negocio y la salud de las personas, también salieron y salen a criticar a Putin.
Así canalizaron su descrédito a la vacuna rusa, haciéndose eco normal en los medios y grupos de prensa que viven gracias a sus aportes publicitarios y de políticos corruptos, que se entremezclan con la medicina y aportaron también su descrédito.
Es raro que algunos profesionales y especialistas desacrediten a los rusos por no haber publicado el proceso de obtención, las fases, etc. Lo que quiero decir, es que cómo entonces critican lo que no conocen, se entiende?
En realidad sabemos que Rusia no sigue los protocolos de la FDA de EEUU, como es lógico y recíproco entre ambas superpotencias mundiales en casi todos los aspectos normativos y legales. Pero sin ser experto y habiéndolo anunciado Vladimir Putin, yo sería más cuidadoso. Se está jugando el prestigio y nada menos que se trata del presidente de Rusia.
Desde la República O. del Uruguay donde resido, miraba en los medios de mi país como algunos periodistas militantes del kirchnerismo hablaban maravillas de la desconocida vacuna rusa.
También el fanatismo se corrió a las redes sociales y Vladimir Putin pasó a ser por 48 horas más importante que Hugo Chavez o el Che Guevara. Si el muro de Berlín existe o no, para los fanáticos seguidores de Cristina Kirchner (“la muda del covid“) no tiene importancia cuando se trata de “banderas o trapos rojos guevaristas”. Muchos hasta creerán que la bandera de Rusia sigue siendo de la misma tonalidad que cuando era la URSS, o algo similar a la bandera de China.
El anuncio de Alberto Fernández haciendo un convenio nada menos que con una vacuna de Gran Bretaña, para ellos parte “del Imperio colonialista“, los destruyó anímicamente y hasta causó internas, dentro de “las internas“ que ya tiene el binomio de los Fernández -Fernández.
Y el desconcierto fue calando de manera profunda cuando por las Redes Sociales, fuimos mostrando (me incluyo) que el “Laboratorio Astra Zeneca“, hizo pie en Argentina en el mes de mayo de 2019 durante el gobierno del ex presidente Mauricio Macri.
Aunque el presidente Alberto Fernández evitó por cuestiones lógicas mencionar a su antecesor, en la era de las redes sociales son detalles que no se escapan en una Argentina que día a día profundiza la grieta moral e ideológica.
Así las cosas, me lleva a pensar que Argentina quizás necesita también urgentemente, “una vacuna para sanar el tremendo problema institucional y económico“.
En Argentina hay mucho odio ideológico. También se odia al productor agropecuario, se odia al que cumpliendo los protocolos para evitar el contagio intenta trabajar para poder comer.
Se odia al que se manifiesta contra la “cuarentena eterna“, y muchos de éstos, al igual que los kirchneristas, odian del mismo modo a Cristina Kirchner, a Alberto Fernández, a Axel Kicillof y otros integrantes del gobierno, por aferrarse a privarlos de la libertad en la terquedad de continuar con un método que no dio resultados para frenar la pandemia.
Personalmente, como muchos otros que rechazamos las imposiciones de Cuba, no los odio porque simplemente yo no odio. Pero los detesto y lo remarco cuando me expreso. Si aclaro para algún desprevenido, que durante la mayor parte del día, como muchos otros, hago una vida normal con las ocupaciones familiares que conlleva la vida social y laboral en la Consultoría y otras actividades comerciales.
Remarco ésto, porque así como soy en las redes sociales, en alguna columna de prensa, lo soy en la vida.
Noto sí, mayor violencia verbal, y a personas que necesitan estar las 24 horas enchufadas a las redes sociales ya sea por una nueva adicción, porque simplemente deciden hacerlo, porque sus condiciones personales se lo permiten o por distintos factores.
También están presente en las redes, los que claramente trabajan para alguien dentro de un espacio político. Si lo hacen con dinero del Estado es un delito, pero si su jefe político les paga de su salario o empresa, son libres de hacerlo y depende de la conducta con la que se manifiesten, pueden o no ser repudiables. Luego están los clásicos trolls que tienen una conducta despreciable. Me refiero a los que aparecen de golpe y en manada cuando ocurren hechos o anuncios como el anuncio de la vacuna de ayer.
Éstos ultimos, adoptan una conducta belicosa, llena de insultos y descalificaciones. Los hay oficialistas y opositores por igual y es un fenómeno que sucede en casi todo el mundo libre cuando hay elecciones, protestas sociales, manifestaciones, etc.
Detesto utilizar la palabra trolls. Sucede que muchos periodistas tomaron al usuario de Twitter, por ejemplo, de manera genérica y hasta en un principio confundían los “bots“ con los “trolls“. Eso generaba y aún genera, que tras la descalificación, sufrieran un ataque normal, ya que más allá de no utilizar un nombre real y foto, detrás hay personas. Hoy algunos periodistas lo han entendido y hasta se hicieron cuentas y se nutren con información de las redes para sus programas.
Esas conductas violentas que vimos que se repitieron con vigor nuevamente ayer se repetirán, ya sea por el tema del anuncio de la vacuna para prevenir el coronavirus u otro tema.
También hay una aceleración entre las agresiones dentro de militantes opositores (de Juntos por el Cambio y Liberales), y de militantes del oficialismo (entre peronistas y los ultrakirchneristas)
Estimo que el factor económico es el principal motivo y va de la mano de la cuarentena y del cansancio psicológico del futuro incierto que provoca. Pero también ya se dan disputas internas fuertes, por preferencias de nombres de políticos (un fanatismo)
Otro factor no menor, es que se aproximan las elecciones “legislativas 2021”, y quizás algunos usuarios de redes y periodistas que están cobrando un salario de un político que está en funciones, o que aspira a tener un cargo (“su quintita de millones de dinero“) se expresa con mayor vehemencia y trata de influir en otros. Los periodistas militantes ya está más claro que en su inmensa mayoría lo hacen por dinero y no por convicción ideológica. La gran mayoría, y como suelo escribir “tuiteamos con la nuestra“. Debo ser autorreferencial en este punto, ya que todos conocen mi oposición al populismo. Twitter me informa, me divierte, me sirve para informar y también reconozco que suelo ser irónico y obviamente soy opositor al kirchnerismo y a lo que en Latinoamérica se denomina chavismo. No tengo “la cara“ para decir que soy independiente al tratar determinados temas.
La llegada de Astrozeneca a la Argentina
Incluyo “copias de pantallas” del sitio gubernamental, ya que quizás pueda ser borrado total o parcialmente por el gobierno.
Ya no importa quien haya brindado las condiciones para que el laboratorio se haya instalado en Argentina. Es decir, no debería importar si fue Macri o Cristina Kirchner.
Se vienen días complicados para la región AMBA y más allá de que los partes de contagios no sean serios, sería anormal que el sistema de salud no colapse.
De llegarse a esa indeseada desgracia, la responsabilidad directa sería del gobierno, ya que “su relato“ fue privilegiar las vidas humanas por sobre la economía.
Un error grosero que cometieron desde el inicio de la pandemia y que encima lo vienen repitiendo ya con 150 días de cuarentena.
Por ende, si se produciría una catástrofe humanitaria, y habiendo tenido todos estos meses para reforzar el sistema de salud y también fracasaran, deberían dar un paso al costado y poner en marcha el sistema de sucesión, que para tales fines ha sido incorporado a nuestra Constitución Nacional.
Por algo figura en la Carta Magna y no hay que rasgarse las vestiduras. Si los mecanismos existen en la Constitución Nacional nadie puede ser tildado de golpista y créanme, que ante un colapso sanitario y financiero, tengo mis dudas si este gobierno con su doble comando, podría garantizar la paz interior.
Y no se trataría de que la oposición debería asumir el poder. Tampoco serían los adecuados para asumir y no podrían hacerlo por ley ni Mauricio Macri, Mario Negri, Miguel Pichetto, Elisa Carrió o Cornejo; por citar opositores. No se confundan y ojalá no lleguemos a ese extremo.
Llegada esa situación de grave crisis - que jamás desearía - , estimo que debería concluir o hacer la transición, una persona del peronismo racional que luego debería llamar a elecciones.
Tampoco traerían paz interior nadie que provenga del kirchnerismo puro, ya que serían los causantes del mayor desastre de la historia moderna argentina.
Y guste o no, lo digo como analista político, no encuentro a otra figura dentro del peronismo para hacer la sucesión que no sea Sergio Tomás Massa. No encuentro a nadie que pueda aglutinar a las distintas corrientes peronistas del conurbano bonaerense. Además, por algo “alguien“ lo puso en la línea sucesoria.
Personalmente analicé la posibilidad de Sergio Massa presidente de transición, incluso antes de la pandemia, cuando el kirchnerismo duro empezó a asfixiar al electo Alberto Fernández a quien ya lo han hecho doblegar y lo tienen ”contra las cuerdas”, pero que además lo utilizarán de chivo expiatorio. Será el culpable de todos los males en el afán de “salvar a la reina”. A la Jefa.
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