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EEUU: en el afán de buscar la pacificación, erróneamente la administración Biden “agita fantasmas”

En su artículo en el The New York Times el premiado periodista Eric Schmitt titula: “Lloyd Austin intensifica la lucha contra el extremismo de derecha dentro del ejército”, y agrega, que el Secretario de Estado de John Biden y Kamala Harris, “intensifica la lucha contra el extremismo de derecha dentro del ejército”.


No voy a realizar un análisis sobre el periodista ni sobre el medio, sino, de la estrategia equivocada de la nueva administración demócrata en su afán de pacificar al pueblo estadounidense - muy dividido - en esas mitades de quienes los votaron y quienes no.


¿Cómo se puede idear un plan para unir a los estadounidenses utilizando las palabras “combatir”, “supremacía blanca” y “extremismo de derecha”?


“El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, convocó a los jefes militares y secretarios civiles de las fuerzas armadas el miércoles para comenzar a intensificar los esfuerzos del Pentágono para combatir la supremacía blanca y el extremismo de derecha en las filas”, dice The New York Times.


Y agrega que “El inspector general del Departamento de Defensa anunció el mes pasado una investigación sobre la efectividad de las políticas y procedimientos existentes del Pentágono que prohíben a los miembros del servicio abogar o participar en grupos supremacistas o extremistas”.


Además nos recuerda Eric Schmitt, que “Esa regulación se actualizó por última vez en 2012, y los funcionarios del Pentágono reconocen que están luchando con cuestiones tan básicas como cómo definir qué nivel de actividad extremista está prohibido, así como las deficiencias en la forma en que el ejército identifica y cuantifica a los infractores”.

Agrega que “El año pasado, el F.B.I. notificó al Departamento de Defensa que había abierto investigaciones penales que involucraban a 143 miembros del servicio actuales o anteriores. De ellos, 68 estaban relacionados con casos de extremismo doméstico, según un alto funcionario del Pentágono”.


Y como un dato que estimo puede estar la raíz del problema, The New York Times dice que “La "gran mayoría" involucró a personal militar retirado, muchos con registros de bajas desfavorables, dijo el funcionario“, en lo que concuerdo plenamente.


Las preguntas que me hago es si de ese modo, utilizando solo al General Lloyd Austin III y esas palabras pueden ayudar a pacificar o puede generarse un efecto contrario?


Recuerdo incluso cuando el presidente Joe Biden propuso a Lloyd Austin como su nuevo Secretario de Estado, que no fui el único que se preguntó si la legislación acompañaba esa designación. En mi caso también tenía entendido que un militar para ser designado Secretario de Defensa debía tener más de siete años como retirado.

Obviamente en mi caso no dudaba, ni dudo, de la capacidad para el cargo del actual Secretario de Estado, Austin, sino de un requisito que ya ha quedado al parecer en desuso.


Pero mientras yo hacía análisis políticos, finalmente no fue ningún impedimento para su asunción al cargo, y por ende, no seguí investigando sobre esas condiciones que supuestamente debía reunir Austin, quien finalmente ya reemplazó a Mike Pompeo.

Pero el tema radica en que había ya en EEUU una reticencia interna en el Pentágono al nombramiento del Señor Secretario de Estado, que como “dato de color”, también es de raza afroamericana.


Utilizar las palabras “supremacías blancas“ ligadas a terrorismo, quizás para un fanático racista “sea un detonante de mayor radicalización”, si encima la cara visible es la de un hombre de raza afroamericana como el señor Secretario de Estado, Lloyd Austin III


Creo que la estrategia está muy equivocada, o la administración Biden - Harris - Pelosi, siguen teniendo intenciones políticas de ligar al ya ex votante del empresario y expresidente Donald Trump, con ese sector que ellos denominan de la manera que lo hace el prestigioso colega Eric Schmitt.


Un ejemplo, para lo mal del caso, sería en “la práctica diaria policial o que vemos en series o películas de TV”: Se imaginan en una toma de rehenes al negociador de “SWAT” gritando por el megáfono “salgan ya de ahí negros delincuentes, o los mataremos a todos?”


La situación no tiene analogía directa. De ningún modo. Pero tampoco el ejemplo goza de “0” validez para el caso. En algún grado, y como ya lo he manifestado muchas veces, la administración Biden debe hacer otros esfuerzos adicionales y buscar una negociación amigable con los republicanos en general, que lógicamente, incluye a votante y a miembros del las fuerzas armadas del Pentágono.


La revancha desmedida provoca efectos indeseables, como los de Marjorie Taylor Greene y de otros que querrán conservar ese inmenso colchón de votos que dejó Donald Trump

El Pentágono tampoco “es un nido de racistas de extrema derecha”. De ninguna manera.


El Secretario de Estado, Austin deberá quitarse del medio de ese discurso en el que están inmersos Kama Harris y la anciana de 80 vitales años y líder congresista, Nancy Pelosi.

Es un gran desafío que tiene el General Lloyd Austin III. Él, debe ser reconocido por todas las fuerzas armadas y mantener el liderazgo militar de aquel hombre de Alabama, que se desempeñó en la Operación “Nuevo Amanecer” como Comandante en Jefe de las tropas en Irak, hasta diciembre de 2011.


Sus pergaminos militares lo acompañan. No olvidemos que además Austin fue también Subjefe del Estado Mayor de las FFAA hasta marzo del 2013 y luego Comandante del “CENTCOM” (Mando Central Militar de los EEUU)


El objetivo no es hacer una historia sobre la carrera militar del Secretario de Estado del presidente Joe Biden y de todos los estadounidenses. Y ahí debería enfocar su actividad.


Es decir, a mi juicio ya me gustaría observar a un Secretario de Estado con funciones e independencia propia. Ya más enfocado casi “full time” en el gran desafío de las estrategias militares internacionales de los EEUU, y no en las internas domésticas partidistas. Desde la opinión pública aún eso no se nota.


Para investigar lo que describe la nota del The New York Times están los fiscales federales con la ayuda de agencias como el FBI e información de Inteligencia militar interna.


Por último, son los Demócratas quienes mantienen el “espíritu vivo de Donald Trump”. No se dan cuenta, o es una estrategia, hasta lograr un resultado positivo en el juicio político y “el trofeo de guerra de Nancy Pelosi”.


Como hombre formado en el derecho, también noto una anomalía en un juicio político a un civil, a un empresario que fue expresidente de EEUU. La herramienta legal era la Enmienda 25 de la Constitución, y sabemos que Mike Pence no cedió a Nancy Pelosi.


Por último, ahora - nos guste o no - quién debería determinar si Trump cometió delitos o excesos, es el Poder Judicial y no el Poder Ejecutivo, y mucho menos el Poder Legislativo.

Hasta pronto!


Jorge W. Rausch McKenna

*CEO Consultoría *Analista Político *Abogado *Periodista

Twitter: @JorRausch

Maldonado, R. O. del Uruguay


Eric Schmitt es un escritor senior que ha viajado por el mundo cubriendo el terrorismo y la seguridad nacional. También fue corresponsal del Pentágono. Miembro del personal del Times desde 1983, ha compartido tres premios Pulitzer. @EricSchmittNYT





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