La economía china parece ser la envidia del mundo pero el yuan sigue ligado a la cotización dólar
“China mantuvo una tasa anual de crecimiento de aproximadamente 10% durante 30 años, y cuenta con infraestructuras muy modernas y tecnológicas que van creciendo muy rápidamente ¿Cómo han conseguido estos resultados en un país gobernado mediante un sistema político autocrático?”, se preguntaban el 17 de junio de 2021 desde iqs.edu tras el subtítulo “El ‘milagro’ económico chino”.

En Descifrando el ‘milagro’ del crecimiento económico chino |IQS usted podrá leer además lo siguiente:
“En el año 1978, con el declive del sistema comunista a nivel mundial, el gobierno chino decidió empezar un experimento con cuatro ciudades – dos próximas a Hong Kong y dos próximas a Taiwán –, todas ellas de zonas muy desfavorecidas, donde se les dio libertad para implementar medidas económicas y sociales según sus necesidades”.
“El resultado fue un gran flujo de capital y experimentación en muchos aspectos económicos, con resultados positivos y espectaculares”.
“El experimento se extendió a otras ciudades y ha llegado a sesenta núcleos de acción diferentes que tienen autonomía para experimentar en aquello que necesiten. De todas estas acciones, eventualmente el gobierno chino implementa a nivel nacional las que funcionan – con beneficios globales – y las que no funcionan afectan solo a un área reducida de población”.
“Las ciudades chinas ‘especiales’ han experimentado tasas de crecimiento anual superiores al 30%, con salarios muy occidentales y tasas de ahorro ciudadano elevadas. Estas altas tasas de ahorro junto con la falta de opciones de inversión son un indicador de la fuerza o potencial del mercado de consumo chino. Por eso, cuando los consumidores chinos viajan gastan mucho y, en principio, esos ahorros presentan oportunidades para empresas europeas que quieran vender en China”.
“Actualmente, el mercado de consumo doméstico chino está muy restringido, pero se va abrir en un futuro no lejano, dando la oportunidad a muchos inversores y empresas europeas de entrar en el mercado chino. El proyecto Chinequaljustice facilitará a las empresas europeas e internacionales, el acceso al consumidor y a las industrias chinas, desde el conocimiento de aquellas oportunidades más favorables, a partir de la situación económica, de las capacidades, desigualdades, preferencias, etc.”.

“Chinequaljustice es un proyecto que analiza las desigualdades, tanto económicas como sociales, en China, enfocando en el modelo económico de ese país, resultante de la combinación de un sistema económico controlado por el estado y un sistema de libre mercado. El proyecto está liderado por el Dr. Octasiano M. Valerio Mendoza y supervisado por el Dr. Flavio Comim, profesores de IQS School of Management”.
“Para la realización del mismo, el Dr. Valerio Mendoza cuenta con una de las prestigiosas becas individuales H2020 Marie Sklodowska Curie de la Comisión Europea. Chinequaljustice tiene como objetivo principal conocer y entender el desarrollo económico particular de China, un país que consiguió un estímulo económico eficaz tras la crisis del 2008”.
“En los últimos 40 años, China erradicó la pobreza extrema, sacando a más de 900 millones de personas de la pobreza absoluta, a pesar de la actual pandemia. Es una situación que difícilmente se puede explicar con modelos económicos occidentales o con el modelo japonés. El estudio parte, así, del interés por conocer y entender las políticas experimentales chinas que han permitido que algunas zonas urbanas experimenten con distintos pilotos laborales, financieros, educacionales, de salud, derechos de propiedad e investigación que luego sirven como evidencia para la reforma nacional”.
“Se trata de ‘descubrir’ este ‘modelo chino’, desarrollado de modo experimental dentro de un sistema económico y una sociedad estructurados estratégicamente y con una visión general de bien común. En este sentido, el proyecto Chinequaljustice se desarrolla desde la aplicación de la teoría Capability Approach de Amartya Sen, o Enfoque basado en Capacidades, entendiendo el bienestar en términos de las capacidades y el funcionamiento de las personas, desde la perspectiva de los derechos humanos y la justicia social”, finaliza iqs.com.
Por su parte el diario argentino lanacion.com.ar el día 12 de Noviembre del año pasado expresó que “Tras cuatro décadas gloriosas, el milagro económico de China parece estar por terminar”, en un artículo firmado por Edward Chancellor, desde Londres

“Al respecto en ese mal augurio desde La Nación dijeron que “los niveles de deuda corporativa y familiar, los peligros de la burbuja inmobiliaria y la desigualdad social están dejando al presidente Xi Jinping sin opciones para impulsar la economía china”.
“El presidente chino Xi Jinping tiene una comprensión más cabal de los problemas económicos de su país que los propios inversores. Ya hace años que el vitalicio líder chino advirtió los peligros que entraña la burbuja inmobiliaria, el desorbitante nivel de deuda, la corrupción generalizada y la creciente desigualdad social”.
“No son problemas exclusivos de la República Popular: en algún momento, todos los países de la región que adoptaron el así llamado “modelo de desarrollo asiático” enfrentaron problemas similares. El dilema de Xi es que China no tiene un camino fácil para superarlos”.
“El modelo de desarrollo asiático tiene características propias: la banca pública ofrece créditos baratos a las industrias de su elección, se mantiene pisado el valor de la moneda para impulsar las exportaciones, se reprime el consumo para generar ahorros que vayan a la inversión, y se adopta tecnología extranjera para lograr una rápida modernización. Desde la Segunda Guerra Mundial, la combinación de esas políticas demostró un éxito indiscutido para achicar la brecha de desarrollo entre Asia y Occidente”.

“Pero en Asia el crecimiento es inestable por naturaleza. Las tasas de interés artificialmente bajas crean burbujas inmobiliarias, como ocurrió en Japón a fines de la década de 1980 y en Tailandia unos años después. La plata dulce fomenta el endeudamiento excesivo, como pasó en el Sudeste Asiático a principios de los años 90”.
“La capitalización a bajo costo alienta inversiones improductivas. La política de reprimir el consumo interno genera desequilibrios económicos. Y para colmo, cuando ese crédito es distribuido a dedo por bancos controlados por el Estado, la corrupción se multiplica, como ocurrió en Indonesia durante el régimen cleptocrático de Suharto”.
“El largo periodo de expansión económica de Japón terminó cuando a fines de 1989 el Banco de Japón decidió pinchar la burbuja inmobiliaria. Los “tigres” asiáticos, como se llamaba a las economías de rápido crecimiento de la región, desbarrancaron un par de años después”.
“Como demostró el economista Paul Krugman por entonces, el ‘milagro’ económico solo era sostenible con un crecimiento permanente del capital y la fuerza de trabajo. Cuando los acreedores extranjeros empezaron a retirar sus capitales, a mediados de los años 90, se desató la crisis financiera en la región”.
Modelo
“Consideremos ahora la situación actual de China. Desde que abrazo la reforma económica, a fines de la década de 1970, el Partido Comunista aplicó ‘un modelo de desarrollo asiático con anabólicos’, en palabras de Michael Pettis, de la Universidad de Pekín. Los ahorros y la inversión en China crecieron a niveles inéditos y el consumo cayó al nivel más bajo que nunca haya sufrido una economía asiática”.
“La República Popular está sumida en la deuda, que desde la crisis financiera global de 2008 ha crecido alrededor de 100 puntos porcentuales en relación con el PBI del país”.
“En el clímax de la burbuja inmobiliaria de Japón, se decía que tan solo el predio del Palacio del Emperador en Tokio valía más que todo el mercado inmobiliario de Canadá; hoy, se dice que en China hay suficientes propiedades vacías como para alojar a la totalidad de la población de Canadá, 38 millones de personas, y hasta sobrarían vacantes”.

“No es extraño entonces que el presidente Xi proclame que las viviendas son eso, lugares para vivir, no inversiones especulativas, y que el ‘desarrollo desequilibrado e inadecuado‘ del país había impedido mejorar la calidad de vida de millones de ciudadanos chinos”.